La vida apesta. Todo cuesta un huevo, todo sale peor de lo que pensamos, más caro de lo que imaginamos, es más pequeño de lo que lo deseamos. Apesta. No es culpa de que salgas poco. Ni mucho. Ni de tu frustrante trabajo. Ni de tus adicciones, sean las que sean. Es el equilibrio del mundo: todo tiende a empeorar. Y sobre todo apesta este blog. Blog de mal gusto y mala sintaxis. La democracia de Internet… realmente apesta.

domingo, 6 de septiembre de 2009

RAMPA PAGA





No es contra Macri. No es, siquiera, contra la que lo acompañaba hasta hace poco: la que se deprime y necesita rampas.
Hasta hace no mucho tiempo había algo que todavía me seducía de la política y era: la creatividad aplicada a la voluntad de robar. ¿Qué pasa ahora? No se cae una idea, y entonces agarran el manualcito de choreo y van afanando por rubro: con cada kilómetro de subte me gano... por cada metro cuadrado de asfalto que rompo y vuelvo a poner me llevo... Y parece que Rampa paga.
Miren, si no, lo que le pasó a la esquina de mi casa: se volvió un muestrario de rampas que se suceden interminablemente, cada una con su marca temporal.
Mirando la mitad del vaso lleno (y la mitad del bolsillo coimero por llenar) podemos afirmar que es un gran momento para tener un buen accidente de auto o para derrapar en la pared sur del Aconcagua y así acceder a esta inmensa pista que es la Ciudad de Buenos Aires.
Después no digan que no se los advertimos. La nueva onda está a la vista: La ciudad se transformó y llegaron nuevas tribus:
Los ramperos, por ejemplo...
















Y el cine se hizo eco... 













Así que, amigos, es hora de romper el chanchito, invertir en una todo terreno... y a rodar mi vida!